miércoles, 15 de junio de 2011

De lunas, padres, hijos y héroes viajando en el tiempo

¿El tiempo es una línea continua de eventos a la que se podría acceder en todo momento? San Agustín de Hipona diría que no,  que el único tiempo que existe es el presente, y que el pasado y el futuro no  “son” más que cuando se hacen presente(s).

Esto anularía las premisas de cintas como las de la zaga de Zemeckis, o a Wells (y su máquina del tiempo) e incluso la serie televisiva Quantum Leap, por citar obras vinculadas con la concepción del tiempo.

Duncan Jones estrenó esta semana su segunda película llamada “Source code“. Un hombre –Jake Gyllenhaal- puede vivir los últimos 8 minutos en la vida de una persona, con miras a evitar una futura catástrofe. Aquí el personaje puede vivir el acontecimiento una y otra vez –reinventarse podría decirse-


Si de alguien podemos decir que tiene la capacidad de reinventarse–artísticamente hablando- es de Mr. David Robert Jones -Ziggy Stardust o también llamado David Bowie-. Pues bien, Bowie tiene dentro de su currículum ser padre de Duncan. Y  algo significativo debería dejar Bowie en ti si es tu padre.




Moon es su primer largometraje. Sam Rockwell interpreta un astronauta que tiene la posibilidad de llevar varias vidas a la vez, no sin generarse problemas de identidad por ello. Solvente historia donde un hombre se enfrenta a sí mismo y a la vastedad del universo. El silencio del espacio te obliga a extrañar el hogar y  quizá no haya peor lugar para hacerlo. En ciertos momentos (las alucinaciones en particular) Moon nos remite a Solaris de Tarkovsky, y obviamente a Kubrick y su obra maestra, además  existe una máquina (GIRTY, con la voz de Kevin Spacey) que es una suerte de homenaje a HAL9000 aunque con mejores resultados para el astronauta. Una sobria fotografía y la música de Clint Mansell redondean la historia original de Jones.




Cuando esto sea leído ya se habrá apreciado Source Code y notaremos que una constante en la obra de Jones es que muestra personajes con la posibilidad de reinventarse una y otra vez, pudiendo llevar más de una vida, dándole cuerda incluso a las historias mismas.

Imagino a un joven Duncan tarareando Heroes, pensando en las películas que hará algún día. Historias donde los personajes tienen ante sí infinitas posibilidades de ser, quizá como el tiempo, quizá como el universo, quizá como su padre le enseño desde siempre.



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